• Skip to primary navigation
  • Skip to main content
  • Skip to primary sidebar

Charles Eisenstein

  • About
  • Essays
  • Videos
  • Podcasts
    • Charles Eisenstein Random
    • New and Ancient Story Podcast
  • Courses
    • Climate — Inside and Out
    • Conversations with Orland Bishop, Course One
    • Conversations with Orland Bishop, Course Two
    • Conversations with Orland Bishop, Course Three
    • Dietary Transformation from the Inside Out
    • Living in the Gift
    • Masculinity: A New Story
    • Metaphysics & Mystery
    • Space Between Stories
    • Unlearning: For Change Agents
  • Books
    • The Coronation
    • Climate — A New Story
    • The More Beautiful World Our Hearts Know Is Possible
    • The Ascent of Humanity
    • Sacred Economics
    • The Yoga of Eating
  • Events
  • Donate

Droga Portal, ¿hacia qué?

April 7, 2014 by Charles Eisenstein

April 2014


Publicación original en Inglés:  el 1ro de Abril, 2014

Traducción: Guillermo Sucre A.

 

El abuso de sustancias tiene menos que ver con la sustancia que lo que tiene que ver con la vida que vivimos. Pero, ¿qué nos ha hecho la guerra contra las drogas y qué es lo que va a seguirla?

Usted probablemente ha oído hablar de esos estudios sobre adicciones basados en pruebas de laboratorio con ratas enjauladas, en los que ellas presionan compulsivamente la palanca para la dispensación de heroína una y otra vez, hasta el punto de elegirla por encima de los alimentos y hasta mueren de hambre. Estos estudios parecen dar a entender algunas cosas bastante desalentadores sobre la naturaleza humana. Nuestra biología básica no es de fiar; la búsqueda del placer conduce al desastre; por lo tanto, uno debe superar los deseos biológicos a través de la razón, la educación y la inculcación de la moral; aquellos cuya fuerza de voluntad o de moral son débiles deben ser controlados y corregidos.

Los estudios sobre adicciones en ratas también parecen validar las características principales de la guerra contra las drogas. En primer lugar está la interdicción: prevenir que las ratas consigan el gusto a las drogas. En segundo lugar está la “educación ” -condicionando a las ratas a no presionar la palanca en primer lugar. En tercer lugar viene el castigo: hacer que las consecuencias de tomar drogas sea tan temible y desagradable que las ratas superarán su deseo de presionar la palanca. Acorde a ello, algunas ratas sólo tienen una fibra moral más fuerte que las demás. Para aquellas con una fuerte fibra moral, la educación es suficiente mientras que las débiles deben ser disuadidas con castigos.

Todas estas características de la guerra contra las drogas son formas de control, y por lo tanto tienen un asidero cómodo dentro de la perspectiva más amplia de la civilización tecnológica: la dominación de la naturaleza, la elevación por encima del estado primitivo, conquistar el deseo animal con la mente y los impulsos básicos con la moralidad, y así sucesivamente. Es decir, tal vez por eso fue ignorada y suprimida por tantos años el desafío devastador de Bruce Alexander a sus experimentos con ratas enjauladas. No solo fue a la guerra contra las drogas que sus estudios pusieron en tela de juicio, sino también a los paradigmas más profundas sobre la naturaleza humana y nuestra relación con el mundo.

Alexander descubrió que cuando se sacan las ratas fuera de sus diminutas jaulas separadas y se ponen en un amplio “parque de ratas” con bastante ejercicio, la alimentación y la interacción social, ya no eligen las drogas; de hecho, las ratas ya adictas dejan la dependencia a de las drogas después de que son transferidas de las jaulas al parque de ratas.

La implicación es que la drogadicción no es un defecto moral o de mal funcionamiento fisiológico, sino una respuesta de adaptación a las circunstancias. Sería el colmo de la crueldad el poner ratas en jaulas y luego, cuando empiezan a usar drogas, castigarlas por ello. Eso sería como la supresión de los síntomas de una enfermedad, mientras se mantienen las condiciones necesarias para que la enfermedad exista. Los estudios de Alexander, si no son un factor que contribuye al lento desenredo de la guerra contra las drogas, están sin duda alineados metafóricamente con ella.

¿Somos como ratas en jaulas ? ¿Estamos poniendo al ser humano en condiciones intolerables y luego castigarlos por sus esfuerzos por aliviar la angustia? Si es así, entonces la guerra contra las drogas se basa en premisas falsas y nunca puede tener éxito. Y si somos como ratas enjauladas, entonces ¿cuál es la naturaleza de estas jaulas, y cómo sería una sociedad para los seres humanos como la vista en el “parque de ratas”?

He aquí algunas maneras de poner a un ser humano en una jaula:
• Retirar lo más lejos posible todas las oportunidades para la auto-expresión y el servicio significativos. En lugar de ello, obligar a la gente a realizar trabajos sin escapatoria sólo para pagar las cuentas y las deudas. Seducir a otros a vivir de tal mano de obra de otros.
• Alienar a la gente fuera de la naturaleza y de un lugar. A lo sumo dejar que la naturaleza sea un espectáculo o lugar para la recreación, pero erradicar cualquier verdadera intimidad con la tierra. Procurar la fuente de los alimentos y medicinas a miles de kilómetros de distancia.
• Mudar la vida -sobre todo la de los niños- entre paredes. Dejar que la mayor cantidad de sonidos sean artificiales y que la mayor cantidad posible de vistas sean virtuales.
• Destruir los lazos comunitarios lanzando a la gente a una sociedad de extraños, en los que no se apoyan y ni siquiera necesitan conocer por nombre a las personas que viven a su alrededor.
• Crear la ansiedad de supervivencia constantemente, haciéndola dependiente del dinero y, a continuación, hacer el dinero artificialmente escaso. Administrar un sistema monetario en el que siempre hay más deuda que dinero.
• Dividir al mundo en propiedades, y confinar a la gente a los espacios que les pertenecen o pagan para ocupar.
• Remplazar la infinita variedad del mundo natural y artesanal, donde cada objeto es único, con la uniformidad masiva de los bienes básicos.
• Reducir la esfera íntima de la interacción social al núcleo de la familia y poner esa familia en una caja. Destruir la tribu, la aldea, el clan y la familia extensa como unidad social funcional.
• Asegurar que los niños permanezcan segregados por edades en aulas de clases, en un entorno competitivo en el que estén condicionados a realizar tareas que en realidad no les interesen o quieran hacer, a cambio de recompensas externas.
• Destruir las historias locales y las relaciones que construyen identidad, y reemplazarlas con noticias de las celebridades, la identificación con equipos de deportes o de marcas comerciales, y las visiones del mundo impuestas por la autoridad.
• Deslegitimar o ilegalizar el conocimiento popular sobre la manera de curar y cuidar unos de otros, y reemplazarlo con el paradigma del “paciente” dependiente de las autoridades médicas para la salud.

No es de extrañar que la gente en nuestra sociedad pulse compulsivamente la palanca, ya sea la de drogas o la del consumismo o la de la pornografía o la de juegos de azar o la palanca de comer en exceso. Respondemos con un millón de paliativos a las circunstancias en las que las necesidades reales humanas para la intimidad, la conexión, la comunidad, la belleza, la plenitud y el sentido de pertenencia en su mayoría no son atendidas. Por supuesto, estas jaulas dependen en gran medida de nuestra propia aquiescencia individual, pero esto no significa que un solo momento de iluminación o de toda una vida de esfuerzo nos pueda liberar completamente. Los hábitos de confinamiento están profundamente programados. Tampoco podemos escapar mediante la destrucción de nuestros carceleros: al contrario que en los experimentos con ratas, y contrariamente a las teorías de conspiración, nuestras elites están tan prisioneras como el resto de nosotros. Compensaciones vacías y adictivas para sus necesidades insatisfechas las seducen a hacer su parte para mantener el status quo.

Las jaulas no sufren de fácil escapatoria. El confinamiento no es incidental a la sociedad moderna, sino que está profundamente tejido en sus sistemas, sus ideologías y en nosotros mismos. En el fondo yacen profundos esquemas de separación, dominación y control. Y ahora, a medida que nos acercamos a un gran giro, a un cambio de conciencia, tenemos la sensación de que estos esquemas se están acentuando, así como sus expresiones externas -el estado vigilante, las trincheras y las rejas, la devastación ecológica- llegando a extremos sin precedentes. Sin embargo, su núcleo ideológico empieza a ahuecarse; su fundación se está resquebrajando. Creo que el levantamiento (todavía no está asegurado) de la guerra contra las drogas es una temprana señal de que estas superestructuras también están empezando a desmoronarse.

Un cínico podría decir que el final de la guerra contra las drogas sería una señal de tal cosa: que las drogas hacen que la vida en una jaula sea más tolerable, absorbiendo energía que de otro modo podrían ir hacia el cambio social. El opio de los pueblos, en otras palabras, ¡es opiáceos! El cínico desmerita la legalización del cannabis, en particular, como un pequeño paliativo apenas significativo dentro de la embestida del imperialismo y el ecocidio; es como una victoria inocua que no hace nada para frenar la marcha hacia adelante del capitalismo.

Este punto de vista está equivocado. En términos generales, las drogas no nos hacen habitantes más eficaces en la jaula: mejores trabajadores y consumidores. La excepción significativamente más notable es la cafeína -virtualmente no regulada- que ayuda a las personas a despertar a un horario que no quieren vivir y centrase en tareas que no les interesan. (No estoy diciendo que eso es todo lo que hace la cafeína, y de ninguna manera puedo querer menospreciar plantas sagradas como el té y el café, que están entre las únicas infusiones o decocciones aun tomadas en la sociedad moderna.) Otra excepción parcial es el alcohol que, como un calmante para el estrés, de hecho hace que la vida en nuestra sociedad sea más soportable. Ciertas otras drogas -estimulantes y opiáceos- también pueden servir estas funciones, pero son en última instancia tan debilitantes que los guardianes del capitalismo las consideran como una amenaza.

Sin embargo otras drogas, como el cannabis y las psicodélicas, pueden inducir directamente a la inconformidad, debilitar los valores del consumidor, y hacer parecer la vida normalmente prescrita como menos tolerable, no más. Consideremos por ejemplo el tipo de comportamiento asociado con el consumo de marihuana. El trono no llega a tiempo para el trabajo. Él se sienta en la grama tocando su guitarra. Él no es competitivo. Esto no quiere decir que los fumadores de marihuana no contribuyan a la sociedad, pues algunos de los más ricos empresarios de la era informática se alega que son fumadores. En general, sin embargo, la reputación del cannabis y las drogas psicodélicas en ser perjudiciales al orden establecido, no carece de fundamento.

Los pasos vacilantes pero sustanciales en varios estados y países hacia la legalización del cannabis es significativo por varias razones más allá de las conocidas ventajas con respecto a los delitos, el encarcelamiento, la medicina y el cáñamo industrial. En primer lugar, implica una liberación de la mentalidad del control: la interdicción, el castigo, y el condicionamiento psicológico. En segundo lugar, como acabo de explicar, el objeto del control -cannabis- es corrosivo para las jaulas en que hemos vivido. En tercer lugar, es parte de un profundo cambio en la conciencia lejos de la separación y hacia la compasión.

La mentalidad de control se basa en la cuestión de a quién o de qué se va a controlar. La guerra contra las drogas culpa al usuario individual por tomar decisiones de pobre moral, en una visión basada en la teoría que los psicólogos sociales llaman disposicionismo -que los seres humanos toman decisiones voluntariamente libres sobre la base de tener un carácter estable y preferencias. Mientras el disposicionismo reconoce la influencia del medio ambiente, dice básicamente que la gente toma buenas decisiones porque son buena gente, y malas decisiones porque son malas personas. La disuasión, la educación y la interdicción emergen naturalmente de esa filosofía, al igual que nuestro sistema de justicia penal en su conjunto. El juicio y el paternalismo, inherentes a todo el concepto de “correcciones”, están imbuídos al sistema porque dicen: “Si yo estuviera en su situación, yo lo habría hecho de otra manera.” En otras palabras, es una afirmación de la separación: yo soy diferente de ti -y si eres es un adicto a las drogas yo soy mejor tu.

Nótese también que la misma creencia motiva a la Guerra contra el Terrorismo y, así, la guerra contra casi cualquier cosa. Pero hay una compitiente filosofía llamada situacionismo que dice que las personas toman decisiones desde la totalidad de su situación, interna y externa. En otras palabras, si yo estuviera en tu situación, incluyendo toda tu historia de vida, lo haría como tú. Es una declaración de no-separación, de compasión. Se entiende, como Bruce Alexander nos demuestra, que el comportamiento autodestructivo o antisocial es una respuesta a las circunstancias y no una debilidad de disposición o falta moral. El situacionismo motiva a la curación y no a la guerra, porque trata de comprender y de corregir las circunstancias que dan lugar al terrorismo, a la drogadicción, a los gérmenes, a las malas hierbas, a la avaricia, a la maldad, o a cualquier otro síntoma por el que vayamos a la guerra en su contra. En lugar de castigar el consumo de drogas, se pregunta: ¿de qué circunstancias emerge? En lugar de erradicar las malas hierbas con pesticidas, se pregunta, ¿qué condiciones de suelo o de agronomía están provocando que crezcan? En lugar de aplicar la higiene de extremos antisépticos y los antibióticos de amplio espectro, se pregunta, ¿qué “clima del cuerpo” se ha convertido en un medio ambiente saludable para los gérmenes? Esto no quiere decir que nunca deberíamos usar antibióticos o encerrar a un criminal violento que está dañando a otros. Pero no podemos entonces decir: “¡Problema resuelto! El mal ha sido vencido”.

Aquí vemos cómo la legalización de las drogas es consistente con la inversión de un paradigma milenario que yo llamo La Guerra Contra el Mal. Tan antigua como la civilización misma, esta se asoció inicialmente con la conquista del caos y la domesticación de lo salvaje. A través de la historia, esta llegó a incinerar poblaciones enteras y casi al planeta mismo. Ahora, tal vez, estamos entrando en una era más gentil. Es lógico que algo de la naturaleza, una planta, deba ser una bisagra para tal giro.

El creciente movimiento para poner fin a la guerra contra las drogas podría reflejar un cambio de paradigma fuera del juicio, la culpa, la guerra, el control y hacia la compasión y la sanación. El cannabis es un punto de partida natural, debido a que su uso generalizado hace insostenible a esa caricatura de la persona que la usa como moralmente débil. “Si yo estuviera en la totalidad de tus circunstancias, la fumaría también -de hecho lo hago!”

La marihuana durante mucho tiempo ha sido vilipendiada como un “portal a las drogas” siendo el argumento que si incluso no es tan peligrosa en sí misma, que induce a la persona a la cultura y hábitos al consumo de drogas. Tal postulado es fácilmente desmontable, pero tal vez la marihuana es un portal de entrada de otro tipo -una puerta a una más amplia despenalización de las drogas, y más allá, hacia un sistema de justicia compasiva y humilde que no se base en el castigo. En términos aun más amplios, ella puede ofrecernos un portal lejos de los valores de la máquina y hacia los valores ecológicos, a un mundo simbiótico, a un mundo ecológico, y no a una arena de gentes separadas y en competencia entre si, de la que hay que protegerse, conquistar y controlar. Tal vez los conservadores estaban en lo cierto. Quizás la legalización de las drogas sería el fin de la sociedad tal como la hemos conocido.


Previous: Gateway drug, to what?
Next: The campaign against Drax aims to reveal the perverse effects of biofuels

Filed Under: Spanish, Translations Tagged With: Essay

Primary Sidebar

All Essays

Peace-building

Time to Push

The Rehearsal is Over

Some Stuff I’m Reading

Beyond Industrial Medicine

A Temple of this Earth

The Sacrificial King

Words to a Young Man

How It Is Going to Be

What I’m doing here

Charles Eisenstein, Antisemite

Mob Morality and the Unvaxxed

Fascism and the Antifestival

The Death of the Festival

Source Temple and the Great Reset

To Reason with a Madman

From QAnon’s Dark Mirror, Hope

World on Fire

We Can Do Better Than This

The Banquet of Whiteness

The Cure of the Earth

Numb

The Conspiracy Myth

The Coronation

Extinction and the Revolution of Love

The Amazon: How do we heal a burning heart?

Building a Peace Narrative

Xylella: Supervillain or Symptom

Making the Universe Great Again

Every Act a Ceremony

The Polarization Trap

Living in the Gift

A Little Heartbreak

Initiation into a Living Planet

Why I am Afraid of Global Cooling

Olive Trees and the Cry of the Land

Our New, Happy Life? The Ideology of Development

Opposition to GMOs is Neither Unscientific nor Immoral

The Age of We Need Each Other

Institutes for Technologies of Reunion

Brushes with the Mainstream

Standing Rock: A Change of Heart

Transcription: Fertile Ground of Bewilderment Podcast

The Election: Of Hate, Grief, and a New Story

This Is How War Begins

The Lid is Off

Of Horseshoe Crabs and Empathy

Scaling Down

The Fertile Ground of Bewilderment

By Their Fruits Ye Shall Know Them

Psychedelics and Systems Change

Mutiny of the Soul Revisited

Why I Don’t Do Internet Marketing

Zika and the Mentality of Control

In a Rhino, Everything

Grief and Carbon Reductionism

The Revolution is Love

Kind is the New Cool

What We Do to Nature, We Do to Ourselves

From Nonviolence to Service

An Experiment in Gift Economics

Misogyny and the Healing of the Masculine

Sustainable Development: Something New or More of the Same?

The Need for Venture Science

The EcoSexual Awakening

“Don’t Owe. Won’t Pay.”

Harder to Hide

Reflections on Damanhur

On Immigration

The Humbler Realms, Part 2

The Humbler Realms

A Shift in Values Everywhere

Letter to my Younger Self

Aluna: A Message to Little Brother

Raising My Children in Trust

Qualitative Dimensions of Collective Intelligence: Subjectivity, Consciousness, and Soul

The Woman Who Chose to Plant Corn

The Oceans are Not Worth $24 trillion

The Baby in the Playpen

What Are We Greedy For?

We Need Regenerative Farming, Not Geoengineering

The Cynic and the Boatbuilder, Revisited

Activism in the New Story

What is Action?

Wasting Time

The Space Between Stories

Breakdown, Chaos, and Emergence

At This Moment, I Feel Held

A Roundabout Endorsement

Imagine a 3-D World

Presentation to Uplift Festival, 12.14.2014

Shadow, Ritual, and Relationship in the Gift

A Neat Inversion

The Waters of Heterodoxy

Employment in Gift Culture

Localization Beyond Economics

Discipline on the Bus

We Don’t Know: Reflections on the New Story Summit

A Miracle in Scientific American

More Talk?

Why Another Conference?

A Truncated Interview on Racism

A Beautiful World of Abundance

How to Bore the Children

Post-Capitalism

The Malware

The End of War

The Birds are Sad

A Slice of Humble Pie

Bending Reality: But who is the Bender?

The Mysterious Paths by Which Intentions Bear Fruit

The Little Things that Get Under My Skin

A Restorative Response to MH17

Climate Change: The Bigger Picture

Development in the Ecological Age

The campaign against Drax aims to reveal the perverse effects of biofuels

Gateway drug, to what?

Concern about Overpopulation is a Red Herring; Consumption’s the Problem

Imperialism and Ceremony in Bali

Let’s be Honest: Real Sustainability may not make Business Sense

Vivienne Westwood is Right: We Need a Law against Ecocide

2013: Hope or Despair?

2013: A Year that Pierced Me

Synchronicity, Myth, and the New World Order

Fear of a Living Planet

Pyramid Schemes and the Monetization of Everything

The Next Step for Digital Currency

The Cycle of Terror

TED: A Choice Point

The Cynic and the Boatbuilder

Latent Healing

2013: The Space between Stories

We Are Unlimited Potential: A Talk with Joseph Chilton Pearce

Why Occupy’s plan to cancel consumer debts is money well spent

Genetically Modifying and Patenting Seeds isn’t the Answer

The Lovely Lady from Nestle

An Alien at the Tech Conference

We Can’t Grow Ourselves out of Debt

Money and the Divine Masculine

Naivete, and the Light in their Eyes

The Healing of Congo

Why Rio +20 Failed

Permaculture and the Myth of Scarcity

For Facebook, A Modest Proposal

A Coal Pile in the Ballroom

A Review of Graeber’s Debt: The First 5000 Years

Gift Economics Resurgent

The Way up is Down

Sacred Economics: Money, the Gift, and Society in the Age of Transition

Design and Strategy Principles for Local Currency

The Lost Marble

To Bear Witness and to Speak the Truth

Thrive: The Story is Wrong but the Spirit is Right

Occupy Wall Street: No Demand is Big Enough

Elephants: Please Don’t Go

Why the Age of the Guru is Over

Gift Economics and Reunion in the Digital Age

A Circle of Gifts

The Three Seeds

Truth and Magic in the Third Dimension

Rituals for Lover Earth

Money and the Turning of the Age

A Gathering of the Tribe

The Sojourn of Science

Wood, Metal, and the Story of the World

A World-Creating Matrix of Truth

Waiting on the Big One

In the Miracle

Money and the Crisis of Civilization

Reuniting the Self: Autoimmunity, Obesity, and the Ecology of Health

Invisible Paths

Reuniting the Self: Autoimmunity, Obesity, and the Ecology of Health (Part 2)

Mutiny of the Soul

The Age of Water

Money: A New Beginning (Part 2)

Money: A New Beginning (Part 1)

The Original Religion

Pain: A Call for Attention

The Miracle of Self-Creation, Part 2

The Miracle of Self-Creation

The Deschooling Convivium

The Testicular Age

Who Will Collect the Garbage?

The Ubiquitous Matrix of Lies

You’re Bad!

A 28-year Lie: The Wrong Lesson

The Ascent of Humanity

The Stars are Shining for Her

All Hallows’ Eve

Confessions of a Hypocrite

The New Epidemics

From Opinion to Belief to Knowing

Soul Families

For Whom was that Bird Singing?

The Multicellular Metahuman

Grades: A Gun to Your Head

Human Nature Denied

The Great Robbery

Humanity Grows Up

Don’t Should on US

A State of Belief is a State of Being

Ascension

Security and Fate

Old-Fashioned, Healthy, Lacto-Fermented Soft Drinks: The Real “Real Thing”

The Ethics of Eating Meat

Privacy Policy | Contact

Charles Eisenstein

All content on this website is licensed under a Creative Commons Attribution 4.0 International License. Feel free to copy and share.

Celo: 0x755582C923dB215d9eF7C4Ad3E03D29B2569ABb6

Litecoin: ltc1qqtvtkl3h7mchy7m5jwpvqvt5uzka0yj3nffavu

Bitcoin: bc1q2a2czwhf4sgyx9f9ttf3c4ndt03eyh3uymjgzl

Dogecoin: DT9ECVrg9mPFADhN375WL9ULzcUZo8YEpN

Polkadot: 15s6NSM75Kw6eMLoxm2u8qqbgQFYMnoYhvV1w1SaF9hwVpM4

Polygon: 0xEBF0120A88Ec0058578e2D37C9fFdDc28f3673A6

Zcash: t1PUmhaoYTHJAk1yxmgpfEp27Uk4GHKqRig

Donate & Support

As much as possible I offer my work as a gift. I put it online without a pay wall of any kind. Online course contributions are self-determined at the time you register for each. I also keep the site clean of advertising.

This means I rely on voluntary financial support for my livelihood. You may make a recurring gift or one-time donation using the form below, in whatever amount feels good to you. If your finances are tight at all, please do not give money. Visit our contact page instead for other ways to support this work.

Recurring Donations

Note from the team: Your recurring donation is a resource that allows us to keep Charles doing the work we all want him doing: thinking, speaking, writing, rather than worrying about the business details. Charles and all of us greatly appreciate them!

One-Time Donation

Your gift helps us maintain the site, offer tech support, and run programs and events by donation, with no ads, sales pitches, or pay walls. Just as important, it communicates to us that this work is gratefully received. Thank you!

Cryptocurrency Donation

Hi, here we are in the alternate universe of cryptocurrency. Click the link below for a list of public keys. If your preferred coin isn't listed, write to us through the contact form.

View Keys



What kind of donation are you making?(Required)


Recurring Donation

We are currently accepting monthly recurring donations through PayPal; we use PayPal because it allows you to cancel or modify your recurring donation at any time without needing to contact us.


Choose what feels good, clear, and right.

One-Time Donation

We are currently accepting one-time donations with any major credit card or through PayPal.


Choose what feels good, clear, and right.
Donation Method(Required)

Name(Required)
Email(Required)